· El movimiento asociativo que representa a 140.000 personas con discapacidad intelectual y sus familias recibe a diario quejas de personas que son increpadas e insultadas.
Plena inclusión, como otras organizaciones que trabajan con personas
con discapacidad, lleva días levantando la voz para denunciar un hecho
incívico e intolerante inhumano: gritos e insultos a personas con
discapacidad y especiales dificultades para soportar la situación de
confinamiento que salen de sus casas, acompañadas, para dar breves
paseos terapéuticos. Como estos hechos execrables no han dejado de
producirse, ha decidido dar un paso más y denunciarlo ante el Defensor
del Pueblo. Este movimiento asociativo, que representa a 140.000
personas con discapacidad intelectual, TEA y parálisis cerebral y sus
familias, recibe a diario quejas de personas que son increpadas e
insultadas por ejercer un acto permitido. La denuncia se realiza en la
víspera del Día internacional del Autismo que se celebra el 2 de abril.
“Las personas con discapacidad que lo necesiten pueden salir a dar
paseos terapéuticos durante el estado de alarma. La norma lo permite y
pese a ello, a veces, mientras están dando el paseo, tienen que sufrir
que sus convecinos les insulten, increpen o incluso les tiren objetos o
huevos”, explica Inés de Araoz, asesora jurídica de Plena inclusión
España y redactora del escrito enviado al Defensor del Pueblo.
El 19 de marzo, el BOE publicó una instrucción que modificaba el
artículo 4 del Real Decreto de declaración del estado de alarma de 17 de
marzo. En ella se permitía circular excepcionalmente por la vía
pública: “a las personas con discapacidad que tengan alteraciones
conductuales, […] que se vean agravadas por la situación de
confinamiento, y a un acompañante, a circular por las vías de uso
público, siempre y cuando se respeten las medidas necesarias para evitar
el contagio”, según dicta la instrucción.
AUMENTO DEL ESTRÉS EMOCIONAL
En la misiva al Defensor del Pueblo, Plena inclusión subraya el daño
que estas reacciones incívicas producen en las personas con discapacidad
intelectual o del desarrollo: “Estas situaciones tienen repercusiones
directas en la salud, tanto física como psicológica de las personas, con
o sin discapacidad, que lo tienen que soportar. En ocasiones es
malestar, en otras puede ser que la persona que lo oiga no comprenda por
qué le agreden y sus niveles de estrés se incrementen; a veces, los
gritos pueden suponer una sobrecarga sensorial que desencadene
respuestas de miedo, dolor, agravamiento de determinadas conductas,
etc.”.
Por otro lado, Plena inclusión se opone a la opción de que las personas
con discapacidad salgan a la calle portando distintivos que les
identifiquen. “Si lo miramos desde una perspectiva de derechos, lo que
se está planteando es que, aunque la conducta reprochable es de quien
increpa, para estas personas no haya ningún reproche; y en cambio, las
víctimas se vean obligadas a renunciar a su derecho al honor y la
intimidad e identificarse en público, ante desconocidos, como personas
con discapacidad”, fundamenta Inés de Araoz. Y para sostenerlo
jurídicamente, alude a la Convención de la ONU sobre Derechos de las
personas con Discapacidad en la que se defiende el respeto a la
privacidad, y donde se añade que las personas con discapacidad tienen
derecho a ser protegidas de toda injerencia arbitraria en su vida
privada.
Desde Plena inclusión se solicita al Defensor del Pueblo que emita una recomendación a las autoridades competentes para que dispongan que los servicios policiales intervengan y garanticen paseos sin incidentes, sancionando los hechos si es preciso ya que durante el estado de alarma estos deben asegurar el acceso a esa utilización justificada y excepcional de la vía pública.