Paula y su defensa de los animales
Paula disfrutaba de un día de playa mientras se comía una bolsa de pipas. En un descuido, apareció un mono y se la llevó. En ese momento llegó un gato y comenzó a tirar de la bolsa para quitársela.
Paula miraba la escena y comprendió que estos dos animales estaban abandonados y hambrientos, por lo que enseguida se dio cuenta de que necesitaban ayuda. Paula llamó al 112 porque entendió que era lo correcto y porque es fácil llamar desde un teléfono móvil.
Paula explicaba a la persona que la atendía lo que había visto y dónde se encontraba. Mientras, el gato y el mono entendieron que repartir las pipas era lo mejor para saciar el hambre de los dos
Los dos animales se hicieron amigos y al acabar la bolsa de pipas, se tumbaron al sol a descansar. Poco después llegó el servicio de recogida de animales. Paula preguntó cuál sería el destino de estos animales y le explicaron que iban a una protectora hasta encontrarles un hogar: el mono, en un parque natural y el gato, en una casa.
¿Cómo se adopta un animal?, se preguntaba Paula. A ella le gustan los animales pero nunca había encontrado información adaptada sobre cómo adoptar un animal.
Paula pidió acompañar al servicio de recogida de animales hasta su entrega a la protectora de animales. Al llegar a la protectora, pidió información sobre cómo adoptar al gato, recibiendo un folleto que lo explicaba. ¿Pero qué dice el folleto?, se preguntaba Paula, ya que tiene dificultades de comprensión y necesita información adaptada. Al igual que ella, muchas otras personas también necesitan esta información fácil de entender.
La protectora comprendió las necesidades de Paula y las de muchas más personas y preparó una campaña de difusión con materiales accesibles. Estos materiales eran folletos en lectura fácil. La campaña también permitía la señalización con pictogramas sobre dónde se encontraba la protectora y qué hacer para adoptar un animal.
Paula se había hecho activista e hizo comprender a su entorno que hay personas que necesitan información adaptada para comprender su entorno. La campaña fue apoyada por los medios de comunicación y la información llegó a muchas más personas.
Poco después de la campaña, todos los animales que acogía la protectora encontraron una familia y pudieron vivir felices con ellas. Paula comprendió que hay acciones que pueden cambiar las cosas y mejorar el entorno en el que vivimos. Desde entonces, participa en movimientos sociales para convencer a las personas de que entre todos podemos conseguir un mundo mejor.
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